TECNOLOGÍA DE LA CONFECCIÓN EN PIEL 

PRIMERA PARTE: De la materia prima a la piel transformada

©  EDYM, España 2009

     ISBN 978-84-88615-14-0  DL V-4810-2009

CAPITULO 3

Conservación de la piel en bruto, para ser transformada

Introducción. 1. Desuello y primeros cuidados. 1.1 Desuello. 1.2 Curación. Métodos de curación. 1.3 Desinfección. 2. Proceso de salado. 2.1 Defectos de las pieles saladas. 2.1.1 Recalentamiento. 2.1.2 Impurezas de sal. 3. Proceso de secado.3.1 Generalidades. 3.2 Métodos de secado. 3.3 Humedad del aire en cámara de sacado. 4. Mercado internacional de la piel en bruto. 5. Clasificación de las pieles en bruto, producción y comercio mundial. 6. Estándares internacionales de comercialización.  A) Pieles de vacuno, ovino y caprino. Mercados en Europa, América del Norte, América del Sur, Norte de África, África del Sur, África occidental, África oriental, Asia Menor, China, Japón, India y Pakistán, Tailandia, Indonesia, Australia, Nueva Zelanda. B) Pieles de cerdo. C) Pieles de peces. D) Pieles de reptiles. E) Otras pieles.

Generalidades

INTRODUCCIÓN
Desuello y primeros cuidados
Proceso de salado

Defectos de las pieles saladas


Proceso de secado

Defectos de las pieles secas

 

 

INTRODUCCIÓN 

En principio, todos los cueros y pieles de animales (principalmente mamíferos) son adecuados para la producción de artículos en cuero, si tienen la suficiente fuerza en la textura de la fibra y son lo suficientemente grandes como para garantizar la rentabilidad en producción.

El cuero se obtiene principalmente de las pieles de mamíferos que son criados para la producción de carne y leche. Así que las pieles son, por lo tanto, un subproducto de la ganadería y de la industria cárnica, que la industria peletera captura como residuos de valor, los elimina del medio ambiente y los entrega al consumo como vestimenta de alta calidad.

 

La actual técnica de curtimbre no es esencialmente distinta a la que durante milenios el hombre ha venido aplicando a las pieles para hacerlas vestibles; ello es algo que hemos explicado en los preliminares de este tratado. Los que sí se han enriquecido enormemente son los métodos de producción, que pasaron de ser artesanos a industriales, incorporando, primero, máquinas complejas en los sistemas de tratamiento de la piel y, después, añadiendo todos los avances procedentes de la química moderna; finalmente, la automatización e informatización de las sucesivas fases de ese tratamiento, desde la entrada en curtimbre de la materia prima hasta la salida del producto transformado hacia la industria de la confección. 

Resumida la historia de la transformación de la piel, historia que es larga en el tiempo pero corta en acontecimientos, diríamos que la durabilidad de la pieza de piel curtida se consiguió ya hace milenios y que solamente en la últimas décadas se han añadido dos mejoras significativas  en el paso de las pieles por las plantas curtidoras: una la regularidad de la pieza de piel curtida en cuanto a sus cualidades y su calidad; otra, que el volumen de producción es algo manejable a voluntad, dependiendo ya sólo de la planificación empresarial.

La regularidad de la pieza de piel es una cuestión de gran importancia a la hora de confección en piel, porque ello es lo que hace posible armar una prenda con plena garantía de obedecer al diseño y al modelo original. Al hablar de regularidad nos referimos naturalmente a todas las características que definen todos y cada uno de los tipos de piel; no sólo el acabado tintóreo, que es un tratamiento químico y el más visible, sino cualidades como la permeabilidad, la porosidad, el grosor, la resistencia a los métodos de limpieza de la prenda, la flexibilidad y la resistencia física de cada pieza de piel que componen una prenda; todo ello hace que la prenda confeccionada en piel conserve durante la vida de uso las cualidades que tenía cuando fue confeccionada y comercializada. Si esta regularidad total en la piel no se consigue, la prenda perderá color o cambiará de tono en algunas partes, por ejemplo, y estirará o encogerá o se arrugará en unas partes más que en otras, o aquí se volverá rígida y allí más endeble; la prenda perdería calidad muy pronto, con su uso o simplemente con el paso del tiempo. Es pues comprensible que el confeccionista aprecie considerablemente la regularidad en las pieles que compra.

 
Cont 03/ INTRODUCCIÓN 

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