La más elemental división de los colorantes es la que
distingue entre colorantes naturales y artificiales. Los empleados actualmente
en la industria textil son artificiales, en tan alto porcentaje que muy
bien podría decirse que lo son en su totalidad. Sin embargo los
colorantes naturales han sido tan importantes en la historia del vestido
y la ornamentación que resulta imposible ignorarlos; la púrpura,
la cochinilla, el índigo, el palo campeche, etc. Aparte de que las
características de los colorantes artificiales son superiores a
las de los naturales, éstos, además, resultan ahora mucho
más caros de obtener. La lista de colores que actualmente pueden
ser obtenidos en el laboratorio se hace poco menos que infinita. Por otro
lado, la segunda cuestión en razón de importancia en la tintura
del textil, la solidez, ha sido tan perfeccionada que en la vestimenta
actual la vida del color es ya comparable a la propia vida del tejido,
de la confección, de la prenda en definitiva. La luz solar sigue
siendo enemiga vital del color; pero el otro gran combatiente, el lavado,
ha dejado de serlo, porque los detergentes actuales ya no atacan el color
artificial; las prendas no deslucen con el lavado.