TECNOLOGÍA DE LA CONFECCIÓN TEXTIL

 (C) EDYM, España, 2007 - (C) Maria de Perinat, 1997

ISBN 978-84-88615-10-7

ISBN 84-88615-10-8

Depósito Legal V-4811-2009

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Segunda Parte / El proceso industrial textil

Capítulo 2

Las fibras naturales de origen animal 

Primera Parte

1.1 Definición. 1.2. La seda. 2.2 La cría del gusano y producción de la seda. 2.3 Historia de la seda. 2.3.1 La ruta de la seda. 2.3.2 La seda de Valencia. 2.3.3 Las sedas orientales. Piezas históricas. 2.3.4 La seda de Lyon. 2.3.5 Crisis de la seda china. 2.4 La actual industria de la seda. 2.5 Trabajando con seda natural trenzada en Canarias, España. 2.6  La seda de Tailandia. 2.6.1 Historia antigua. 2.6.2 Historia moderna. 2.6.3 Reintroducción de la seda en Tailandia. Jim Thompson. 2.7 La otra industria de la seda. 2.8 CARACTERÍSTICAS MAS IMPORTANTES DE LA SEDA. 2.9 INSTRUCCIONES DE CONSERVACIÓN DE LA SEDA.

 

2. La seda

2.3  Historia de la seda

2.3.1  La ruta de la seda

 
 

Según Pierre Boulnois1, hasta que en 1907 el arqueólogo Sir Aurel Stein2 encuentra la Caverna de los Mil Budas no se puede hablar de una historia remota y documentada sobre la seda china.

Cerca de Tueng-huang, al noroeste del Khan-su que albergó las primeras misiones budistas, un acantilado cortado a pico sobre el río tiene multitud de nichos que albergan innumerables Budas desde hace siglos. Allí, en las épocas de gran fervor religioso, traductores y sabios budistas trabajaron para alcanzar la salvación eterna y allí concurrió la ciencia de toda China. Cuando Stein lo descubrió era el más vasto depósito de manuscritos chinos, escritos en tibetano, sánscrito, sogdiano, iraniano oriental, uigur e incluso en hebreo.

Es precisamente con ese hallazgo como empiezan a ser conocidas las antiguas rutas comerciales en torno al Asia central. Stein encuentra tejidos de sedas coptas, bizantinas o sasánidas, de los siglos V y VI de nuestra era, y ornamentación de estilos griegos, cristianos y búdicos mutuamente influidos. La dinastía de los Wei, a mediados del siglo III d. C., extendió sus dominios a lejanos territorios occidentales. Un soberano de las tierras del Khotaan3 se casa con una princesa china4 que, para poder seguir llevando sus lujosos vestidos de seda, se ve en la necesidad de exportar clandestinamente de su país los huevos del gusano de la seda, escondidos en su cabellera. Así se implanta la sericultura en un país lejano de la corte china. Del reino del Khotan, la seda china pasa a la dinastía de los sasánidas (221-651) en el territorio persa.

La corte china incluía la seda entre los regalos que intercambiaba con los pueblos vecinos y estos pueblos acudían al país de la seda en busca de tan preciadas telas. La tesis defendida por Boulnois no está en contradicción con las otras referencias históricas que citamos; más bien debemos entender que son complementarias: una cuestión es el desarrollo del comercio de la seda china y otra es la difusión del conocimiento sobre tan preciada materia textil. Resulta ocioso, por otra parte, discutir si fueron los chinos quienes exportaron la seda o fueron los mercaderes occidentales quienes la importaron al resto del mundo.

En el imperio de Bizancio, el comercio de la seda importada suponía un coste tan importante que Justiniano establece para ello férreas limitaciones aduaneras. Bizancio influye poderosamente sobre sus vecinos a través de la cristianización, que utiliza políticamente a su favor; con esas influencias se alía contra los persas, los más próximos exportadores de seda.

 

Eurasia y las rutas de la seda, hacia el año 150 d. C

Por fin es hacia el 555 cuando dos monjes5, seguramente nestorianos, por encargo del emperador Justiniano viajaron al Extremo Oriente, por la ruta del Cáucaso, evitando Persia, trayendo de allí los granos (huevos) del gusano de seda escondidos en sus bastones huecos. Pero aquella aventura no trajo todavía la sericultura china al Mediterráneo oriental, porque estos granos no debían ser de la especie más preciada y, además, Justiniano, con su excesivo monopolio sobre el cultivo, ahogó la incipiente industria bizantina de la seda. La siguiente tentativa la realizan los sogdianos, pueblo del Asia Central, antes vasallos de los turcos, poco amigos de la guerra, pero buenos agricultores y grandes comerciantes. Valedores de su privilegiada situación geográfica, entre turcos, persas y bizantinos, establecen tratados con el poderoso Bizancio asegurándole la provisión de la auténtica seda china. Son los sogdianos, caravaneros pacientes, quienes trazan las rutas comerciales entre el norte de la poderosa China (al sur de Mongolia y al norte de la India) y las ricas naciones del Asia Occidental.

Hay, por tanto, no una sino tres rutas principales de comunicación y comercio entre los dos extremos de Asia: Una, al norte del Altai, por el lago Barkul, Urumtsi, el puerto Talki, el valle del Ili, Talas, luego por el mar de Aral, el Caspio, el Cáucaso y Asia Menor; Las otras dos son las más conocidas desde los Han, que pasan por el sur del Tarim y se reúnen al pie de los pasos que atraviesan los desiertos del Pamir y entran en la China. Los sogdianos, bebedores de vino y no de licor de arroz, industriales, agricultores, comerciantes, artistas y letrados, formaron una especie de confederación feudal, cuyos centros más importantes son las actuales ciudades de Samarcanda y Bujara.

 

*1 Pierre Boulnois: La ruta de la seda, Ob. cit.

*2 Sir Marc Aurel Stein, Ruins of desert Cathay, citado por Boulnois.

*3. Khotaan: Léase Jotán. La "j" por el grupo "kh"; la vocal repetida indica pronunciar fuerte la primera de las vocales. Nota del editor.

*4. Es en la narración escrita en el Tang su (Historia de la dinastía Tang) donde se refiere así la aventura de la princesa. Ésta y las referencias históricas anotadas a continuación pertenecen a Pierre Boulnois, ob. cit.

*5 Según textos de Procopio de Cesárea y Teófano de Bizancio, relativos al Extremo Oriente.

→ / 2.3.1 La ruta de la seda (Cont.)

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