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La historia de la introducción de la seda en Francia tiene los mismos
caracteres de represalias políticas y protecciones aduaneras con
que la sericultura se administra en todo el mundo, desde la China antigua.
En el siglo XIV, el gobierno francés considera
que sale demasiado oro del reino1 para pagar los
lujosos tejidos venidos de Italia a las ferias de Lyon y La Champagne;
no sólo de Italia, pues también se importaba seda de la España
árabe y, además, comerciantes orientales, venidos quizás
de la lejana Mongolia, eran vistos en la feria de Lyon; pero los mercaderes
más numerosos eran los de Génova, Florencia y Lucca.
Los Papas de Aviñón introdujeron el cultivo de la morera y la
cría del gusano de seda.
En el año 1450 Lyon obtiene el monopolio
del comercio de seda para toda Francia. Los mercaderes italianos, a la
vista de tan importante negocio, se hubieran instalado de por vida en esa
ciudad a las orillas del Ródano; no lo hicieron los comerciantes,
pero sí los industriales.
Es en el año 1466 cuando el rey Luís XI manda instalar en Lyon talleres
para la fabricación de la seda, como fábrica propiedad de
la corona. Pero faltaba mano de obra especializada2.
Así es que, por fin, es Francisco I quien contrata con dos italianos
piamonteses, Stéfano Turquet y Bartolomeo Nariz, que en 1545 fundan
la sociedad comercial de la Fábrica de Lyon, aun existente en la
actualidad. El año 1600 esta fábrica contaba con siete mil
telares, daba empleo a toda la ciudad de Lyon, a inmigrantes de otras regiones
francesas e italianas y consumía toda la seda producida en la región,
el Languedoc, Beaujolais, y continuó la importación de seda
cruda del Piamonte hasta el XIX.
En 1801, la invención
del telar Jacquar redujo a la mitad la mano de obra en el textil, lo que
provocó graves conflictos en la población obrera de Lyon.
La fucsina, que se empezó a utilizar en 18603, también cambió
radicalmente la industria de la seda, esta vez por la tintura.
El inicio
de la moda, tal como la hemos estudiado aquí, ocurre en esos años
y, junto con lo anterior, provoca una dura reconversión de la Fábrica
de Lyon, reconversión que se lleva a cabo impelida por la demanda:
cantidad, variedad en tejidos, tintes y estampados, calidad, y precios. |