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La cría de tan preciado gusano fue un secreto largamente custodiado
por los chinos y no es posible fijar el tiempo en que con esa fibra comenzaron
a tejer tan maravillosas telas. Inscripciones chinas que datan del siglo
XIII a.C. ya hacen referencias al gusano de seda, la morera y a la seda
en concreto. No sólo en tejidos sino en múltiples usos se
encuentra la seda entre los chinos: cuerdas de instrumentos musicales,
papel, etc.
El principio de este uso debió ocurrir en el norte de China en donde
la cría del gusano de seda estaba encomendada a la mujer; simbólicamente
la emperatriz protagonizaba este cuidado, así como el emperador
cultivaba la tierra. Pierre Boulnois llama
magnanerie
al edificio destinado a este fin.*1
Un texto chino
del siglo XII a.C. relata con
cierta precisión la cría del gusano de seda.
Los huevos de
los gusanos se mantienen a una temperatura suave y constante hasta que las
orugas nacen. Una vez han nacido los gusanos, en ningún momento debe
faltarles hojas de morera fresca, cogidas de media en media hora, para que
coman hasta la saciedad. Los gusanos deben crecer en un ambiente silencioso,
no expuesto a corrientes de aire ni a olores fuertes, tales como del pescado
o la carne y ni siquiera del sudor. Cuando alcanzan el desarrollo adecuado,
el criador debe reconocer a los gusanos hiladores y ponerlos aparte, sobre
zarzos de paja de arroz, mantenidos a una temperatura suave que los estimule
para la producción de seda y formación del capullo. Hay que vigilarlos muy
de cerca, para saber cuándo el capullo está acabado. Apenas acabados los
capullos hay que echarlos en agua hirviendo, para disolver la goma. Con
ramitas, se agita ligeramente el baño hirviente; las fibras de los capullos
se adhieren a la ramita. No queda más, entonces, que tirar de estos
hilos –hay un único hilo de cada capullo
que se irá deshaciendo–, torcerlos
ligeramente para formar con varias hebras de seda un hilo nuevo y devanarlo.
Tenemos así la seda cruda, de color amarillento, que se cuelga y
almacena en madejas, y que ya está lista para la tintura y la hilatura.
Hoy día la cría del gusano ha mejorado
hacia una mayor cantidad de producción; pero el método tradicional, el que
se aprendió desde antiguo en cada región del planeta, sigue siendo
básicamente el mismo. |