La limpieza, reacabado
y planchado de las prendas de piel requieren tiempo y habilidad por parte
de la tintorería.
La mayoría de las prendas de
piel que reciben las tintoreras han sido utilizadas considerablemente y
están, por lo tanto, muy sucias. Muchos usuarios consideran que
las prendas de piel no necesitan ser limpiadas hasta después de
varios años.
Este exceso de suciedad y manchas
se dispersa profundamente por la estructura de la piel a causa del tiempo
transcurrido, el uso mecánico y los doblados durante su uso. De
esta forma, la prenda no solamente está sucia, sino que algunas
zonas estarán excesivamente sucias.
Muchos de los poseedores de prendas
de piel, al igual que algunas tintoreras y proveedores, piensan erróneamente
que la piel es similar al tejido en cuanto a sus métodos de limpieza
y planchado. También esperan tener los mismos problemas del tejido
en la piel.
En los capítulos anteriores
se ha explicado la naturaleza y propiedades de la piel, principalmente
la destinada a la confección; también se han hecho comentarios
sobre su producción y problemas intrínsecos. Todo ello indica
que no se puede considerar un abrigo de piel como uno de confección
textil; por ello, la tintorera no lo puede tratar de la misma forma.
El objetivo de la limpieza de las
prendas de piel es devolverlas al cliente en el estado más parecido
posible al del momento en que éstas fueron adquiridas. En la mayoría
de casos es imposible, ya que pocas tintoreras conocerán el estado
original de la misma. Además, el desgaste por el uso y la suciedad,
conjuntamente con la aparición de taras que no están a la
vista, hace imposible la perfección. Sin embargo, no hay duda que
una tintorera hábil y experimentada puede hacer mucho para que la
prenda sea aceptable a la demanda del cliente. Al aceptar una prenda, el
tintorero debe dar al cliente expectativas realistas del resultado.