INTRODUCCIÓN
Hay que tratar una prenda
de piel con el cuidado y respeto que merece una prenda de lujo. Cuando
no se usa, debe colgarse en una percha de madera, asegurándose de
que ésta sea del tamaño correcto; si es demasiado larga,
puede deformar la parte superior de las mangas y, si es demasiado corta,
la línea de los hombros. Si la prenda no se utiliza durante un largo
periodo de tiempo, debe guardarse cubierta con una funda de tela.
La prenda no debe ensuciarse innecesariamente.
Al mojarse tiene que secarse de forma natural y sin exposición directa
al calor. Las prendas de piel no deben tampoco secarse delante del fuego
o colgadas en un radiador.
No debe permitirse que se les pongan
pegatinas (como, por ejemplo, de propaganda o benéficas), ya que
el adhesivo puede afectar al color y/o al acabado.
En la mayoría de las prendas
de piel de alta calidad, hay etiquetas indicativas de su mantenimiento
que es conveniente respetar. Algunas de ellas permiten el uso de un trapo
húmedo, una goma de borrar u otros tratamientos.
Sin embargo, el secreto del cuidado
de estas prendas en casa es hacerles una pequeña comprobación.
La prenda puede reaccionar de forma inesperada, por lo que es importante
comprobar cada una individualmente. Se puede hacer en una zona interior,
por ejemplo, el reverso de la solapa de un bolsillo. Si tiene tendencia
a perder el color, ha de pararse inmediatamente ya que esto indica que
el tratamiento no es el adecuado. Debe inspeccionarse la área de
la prueba antes de empezar el tratamiento en el exterior de la prenda.
Si se ha mojado la superficie, ésta debe estar totalmente seca antes
de ser inspeccionada.
Cualquiera que sea el tratamiento,
debe hacerse zona por zona, intentando tratar cada una durante el mismo
período de tiempo. Si se utiliza un producto comercial, deben seguirse
al pie de la letra las instrucciones del fabricante. |