Se puede identificar el origen
del animal de un curtido por el aspecto de los folículos pilosos
visibles en la superficie de la flor.
Durante el proceso de preparación
de la piel, en el que se procede a separar los pelos de sus folículos,
las bocas de éstos son visibles en la superficie de la flor como
pequeñas cavidades, las cuales dan a la superficie su aspecto distintivo
y atractivo.
El tamaño de los pelos individuales
y su distribución en la piel varía según el tipo de
animal, así que las pequeñas cavidades de la superficie también
varían en tamaño y distribución, dando un aspecto
característico a cada tipo de animal.
La piel de vaca adulta tiene
pelos relativamente grandes y espaciados, equidistantes en la flor.
En la superficie de la flor, las cavidades foliculosas son relativamente
grandes y espaciadas de modo uniforme.
La piel de ternera, el tipo
más joven de piel bovina, tiene el mismo dibujo de la flor
pero más pequeño en dimensión.
La piel de cerdo tiene escasos
pelos y están agrupados de tres en tres, con bastante separación
entre los diferentes grupos. La superficie de la flor es mucho menos
lisa que en cualquier otra piel para confección.
La piel de cabra: Tanto los
pelos finos como los gruesos de la cabra crecen alineados y agrupados,
pero de forma espaciada.
La piel de cordero: El aspecto
superficial de la piel de cordero puede variar considerablemente según
la densidad de crecimiento del pelo. En los corderos de lana basta, los
pelos finos y gruesos están espaciados de la misma forma que en
las cabras.
En la piel de oveja de lana fina,
los pelos tienden a ser iguales en tamaño y crecen agrupados. En
las pieles de lana más gruesa del tipo europeo, las cavidades foliculares
son más grandes y espaciadas, y en menor cantidad que en las pieles
de lana fina del tipo merino.