TECNOLOGÍA DE LA CONFECCIÓN EN PIEL 

PRIMERA PARTE: De la materia prima a la piel transformada

©  EDYM, España 2009

     ISBN 978-84-88615-14-0  DL V-4810-2009

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CUARTA PARTE: 5. Reología de la piel. 5.1 Las resistencias físicas o mecánicas. 5.1.1 El acondicionamiento para las pruebas. 5.1.2 La igualación del grosor. 5.1.3 Limitaciones del dividido y rebajado. 5.2 Elasticidad y plasticidad. 5.3 Plegabilidad y rigidez. 5.4 Los tres parámetros del tacto. 5.5 Comportamiento de la piel frente al agua. 5.5.1 La disyuntiva: Porosidad - resistencia al agua. 5.5.2 Repelencia al agua. 5.5.3 Resistencia al agua. 5.5.4 Impermeabilidad. 5.5.5 Oleofugación. 5.6 Lavabilidad. 5.6.1 Tipos de manchas. 5.6.2 Sugerencias para el desmanchado. 5.6.3 Lavado acuoso. 5.6.4 Un lavado con agua. 5.6.5 Estabilidad dimensional al lavado en seco. 5.6.5.1 Lavado en seco de napas. 5.6.5.2 Lavado de afelpados porcinos. 5.6.6 Medición de la lavabilidad. 5.7 Hidrofugación y lavados. 5.8 Otras resistencias de la piel. 5.8.1 Sublimación. 5.9 El traje de motorista. 6. Proveedores internacionales de estándares de medición.

Se consideran como repelentes al agua las pieles que ofrecen un grado modesto de resistencia a la penetración. Colocadas bajo una ducha, inicialmente la repelen, pero al cabo de algunos minutos empiezan a mojarse. Tras el secado, por regla general, no quedan manchas visibles, y en los afelpados basta un ligero cepillado de las fibras para devolverles su aspecto original.
Esta repelencia se determina por medio del acabado adecuado y ya hemos estudiado los métodos de testar esta repelencia en sus diversas formas.

En las pieles repelentes al agua, su porosidad no acostumbra a experimentar reducciones con relación a la que tenían sin el tratamiento de repelencia que puedan haber recibido. Cuanto mayor es la porosidad de la piel, tanta más humedad del aire pasa al interior. Obviamente, si la piel tiene cerrados sus poros, no hay aumento de peso.

Se dice que unas pieles son resistentes al agua cuando no la dejan penetrar durante varias horas de uso, es decir, bajo condiciones dinámicas. Al propio tiempo, las pieles deben mantener su porosidad al aire y al vapor de agua. Por tanto, es evidente que superan ampliamente a las declaradas como repelentes. 
Una piel que presente alta resistencia dinámica al paso del agua, sin haber perdido su porosidad al aire y al vapor (transpiración), es sin duda el desideratum que puede ofrecerse al usuario en cuanto a prestaciones frente al agua se refiere. 
Conviene precisar que esta clase de pieles, debido a la repelencia de sus fibras y a la finura de sus poros, no deja pasar el agua siempre y cuando ésta no actúe bajo presión.

El de oleofugación es aquel tratamiento que se aplicó a las pieles simultáneamente al de repelencia o resistencia al agua. Con ello se logra que el aceite depositado sobre su superficie no la moje, sino que adopte la forma esférica típica de las gotas de mercurio.
Se las califica de pieles hidro y oleofugadas, y se clasifican también en los dos grados citados para el agua: las sólo oleorepelentes y las oleoresistentes.

5.6 Lavabilidad